Senda hasta el Molí de la Encantada
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Senda hasta el Molí de la Encantada

Una leyenda y paisajes de encanto son dos de las características principales del camino que proponemos. Aunque esta senda no es demasiado exigente, siempre será nuestra jornada más agradable tras un buen desayuno después de una agradable noche en el Hotel Vila de Muro.

Para llegar a Planes tomamos la CV-700, que nos mostrará por el camino retazos de Muro, Benámer, Benimarfull y Planes. Poco después, y antes de cruzar el puente de Les Calderes, nos encontramos la señalización que indica el comienzo de la pista del Barranc de l’Encantada. Podemos optar por dejar allí el coche o continuar un poco más, sobre un kilómetro, hasta el Gorg del Salt.

Un baño en este pequeño e impresionante lago es una buena opción a poco que el tiempo acompañe. Si como hemos hecho nosotros, llegamos al Barranc de L’Encantada en otoño, podemos detenernos a admirar el infinito cromatismo de ocres y amarillos.

El mismo camino de la Encantada ya es un espectáculo. Buscamos lugares más tranquilos paso a paso de manera paralela al barranco, junto a un afluente del Serpis que le dejará sus aguas tras bordear del alto de Senabre. Pozas, gargantas y barranco agreste entre las sierras de la Albureca y el Cantalar durante cerca de ocho kilómetros en los que también estaremos pendientes de su leyenda.

20151208_Barranc Encanta (161)

El botánico Cavanilles señaló, en el SXVIII, que la denominación del enclave viene de una leyenda medieval “por la piedra circular de unos cinco pies de diámetro, que en forma de ventana cerrada se ve en la garganta del barranco a 20 pies sobre el nivel ordinario de las aguas. En esta fingió el vulgo la boca de cierta mina donde los Moros escondieron sus tesoros y dexáron encantada una doncella, que cada cien años sale para volver á entrar en el mismo día”.

La leyenda relata un suceso que podría ocurrir cada cien años. Una joven mora apareció a un leñador para darle a elegir entre ella misma y su collar, de plata con un diamante y un rubí. Cuando el hombre señaló la joya, la chica se enojó y le desveló que en una peña cercana tenía un palacio encantado en el que guardaba un tesoro, tras lo que desapareció.

Lo más práctico es que esperemos la aparición de la joven caminando hacia el interior de la quebrada admirando la vegetación, la fauna y el trabajo del agua sobre la caliza durante siglos.

Tras llegar a la verja de una casa de campo que reza ‘Villa Mónica’ tomamos la senda de la derecha.

La pista en este lugar presenta un leve descenso, aunque no debemos temer por la dificultad en el regreso. En unos minutos estaremos en el ‘Toll del Blavet’, otro punto espectacular en el que disfrutar del espectáculo de la naturaleza. Una casa en ruinas en la que podemos imaginar los usos de las distintas estancias junto a verdaderos desfiladeros y cascadas añaden elementos a nuestro viaje.

Unos metros más allá, nos vamos a tropezar con una fuente que mana desde la pared entre hiedras y musgos. Sus aguas, que cruzan el camino, bajan frescas hasta el río, para sumar más belleza al paraje.

Nos echamos agua fresquita y continuamos para descubrir una edificación que emociona. Se trata de un molino harinero construido en 1860. Está situado en el margen izquierdo del barranco, justo enfrente de la Peña del Espill, uno de los puntos más bellos.

En este lugar el barranco hace una estrecha poza rocosa con un salto sobre el llamado ‘Toll de l’Estret’. Al fondo, allá abajo, se descubre una pequeña ensenada de piedras que cierra un pequeño lago de aguas impresionantes en verano. Para bajar hasta allí de manera segura, lo mejor es rodear la loma y dejar que el camino nos lleve. Quizás en otra ocasión hagamos senda continuando el camino hasta el pantano de Beniarrés.

0 0 5722 25 febrero, 2016 Rural, Sendas febrero 25, 2016

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