Uno de los elementos emblemáticos de la arquitectura de Alcoy, aunque ubicado en las afueras, es el Pont de les Set Llunes.
Se trata de una auténtica obra de ingeniería, ubicada además en las faldas de la Font Roja y en plena Vía Verde, lo que hace que le dé un mayor valor paisajístico y que se considere como una auténtica maravilla. Casi la octava.
Su popular denominación, Pont de les Set Llunes, no responde, sin embargo, a la realidad, pues este puente, el de la denominación correcta, lo podemos encontrar muy cerca, en la antigua carretera a Alicante, con la curiosidad de tener cinco arcos de medio punto arriba y otros dos abajo ojivales o góticos.
El Pont de les Set Llunes recibió en su construcción la denominación original de Puente sobre el Río Polop y fue uno de los siete que se construyeron en el periodo comprendido entre 1926 y 1931 por el Ministerio de Fomento de la República.
La intención era construir una vía de tren que uniese Alcoy con el tren entre Alicante y Madrid a su paso por Agost con siete puentes, cinco en el término de Alcoy y dos en el de Agost.
De los siete puentes, el primero de ellos es conocido como el Viaducto del Sint, cerca de la Estación, el siguiente es el Pont de les Paules, en el Barranquet de Soler, el tercero el Pont del Riu Barxell, bajo de El Salt, el cuarto, el más espectacular, del que hablamos, el del Rio Polop y el quinto el llamado el del Barranc de les Set Llunes.
El proyecto fue elaborado por el ingeniero de caminos José Roselló, mientras que el primigenio puente, el de la denominación original, fue construido por el ingeniero Juan Subercase Krets, creador además del edificio de la Escuela Industrial, a mitad del siglo XIX.
Cuando Roselló presentó los siete puentes en un trabajo final, identificó el cuarto con el anterior del siglo XIX, mezclado con el topónimo del Barranc de les Set Llunes del quinto y ya se quedó el nombre erróneo hasta hoy.
El sistema con el que se construyó este emblemático puente es novedoso. Se estrenó un sistema de construcción danesa patentado por Max Jacobsen, que luego sería el habitual, con una mezcla de andamios, corriolas y tirolinas, todos los elementos colgados con cables, que luego adaptó Torroja a una gran cantidad de puentes en toda la península.
Todavía se puede ver la cantera en la montaña de El Salt de donde se extrajo el material para su construcción, mientras que la cantera para el resto de la obra y posteriormente para el Pont de Sant Jordi se puede ver cerca de Sant Antoni.
Para su construcción se combinaron tres elementos, como en el resto de puentes de la vía: arcos de medio punto de hormigón armado de 30 metros de luz, arcos de hormigón en masa de 12 metros de luz y vigas rectas de hormigón armado de 17’60 metros.
El puente posee 230 metros de longitud y una altura máxima de 46 metros. En total consta de cinco arcos de 30 metros de luz de hormigón armado y tres arcos de avenida de 12 metros de luz más pequeños de hormigón de masa.
Dispone de miradores en los arcos pares. Fue precisamente entonces cuando el hormigón armado desplazó a los puentes metálicos por su mayor economía frente al alto precio del acero y los menores gastos de mantenimiento.
En la actualidad en el puente se realizan actividades como el salto con cuerda o es paso obligado para ciclistas y caminantes.
Parte de la información para este reportaje ha sido gentileza del profesor y arquitecto Paco Picó y del estudio ‘Alcoy: La ciudad de los puentes’ del ingeniero José Carlos Gómez.
Firma: Paco Agulló
Frase destacada: El puente tiene 230 metros de longitud, una altura máxima de 45 metros y ocho arcos, cinco más grandes y tres más pequeños.