Hasta llegar a su casa actual, el Teatre Principal, Tirisiti y todos los personajes de Belén han realizado un largo peregrinaje por distintas ubicaciones en busca de posada.
El Tirisiti tiene sus raíces en los belenes tradicionales, a los que se añaden figuras animadas a partir del siglo XVIII. Sería a partir del siglo XIX, con el apogeo de la Revolución Industrial alcoyana, cuando se plasmarían esos belenes en una representación especial a mediados del siglo XIX.
Entre 1870 y 1880 hay documentada en la ciudad hasta tres empresas familiares con espectáculos de belenes similares. La competencia entre ellos hace que para ganarse al público se busquen introducir aspectos como elementos de actualidad, personajes populares y tradiciones alcoyanas, como las Fiestas de Moros y Cristianos, o escenas cómicas, con una mezcla especial que se alejaba de lo puramente religioso.
La transmisión del texto ha sido oral hasta casi los años noventa, aunque la autenticidad del texto actual está corroborada por investigadores locales. También la representación actual es muy fidedigna con la de la década de los años 20 cuando se constituye formalmente.
Es en esos años 20 cuando tradición de varias décadas de belenes, es recogida por una persona clave en la vida de Tirisiti: José Esteve Carbonell y su familia. Ellos recopilan figuras y decorados y ofrecen representaciones en dos locales. La fusión en uno solo se realiza a finales de esta década.
En concreto en el Archivo Municipal existe un documento fechado el día 16 de noviembre de 1925 en el que José Carbonell pide al Ayuntamiento “como es costumbre” levantar un barracón para el Belén en la Plaza Maestro Jordá, actual Plaça El Fossar, del 17 de diciembre de 1925 al 10 de enero de 1926.
Ni en 1926, con la gran nevada de ese año, que bloquea la ciudad, se paran las representaciones. Con el paso de los años, el Belén se adapta a las circunstancias históricas y, por ejemplo, en la República y en la Guerra Civil se incorpora la bandera republicana o el Himno del General Riego.
En los años 40, se representa en lugares como el antiguo edificio de Telefónica o en el Cine Avenida, con una gran asistencia de público en cada edición, pese a ser años complicados de postguerra.
Sin embargo, en el comienzo de los 50, el Belén vive momentos complicados y es Rafael Coloma, quien posteriormente fundaría Ciudad, quien compra el Belén a los sucesores de José Esteve y quien restaura las figuras.
Se producen numerosos cambios de propietarios hasta que dejan de realizarse las representaciones entre 1961 y 1967. En las Navidades de 1968 y 1969 Tirisiti vuelve a renacer con otra figura clave, la de José Peidro, conocido como ‘Foia’, junto a su padre y hermanos. El barracón de la Plaça El Fossar desaparece definitivamente y las representaciones se realizan en la calle Casablanca, en la antigua Escola de Ribera.
De nuevo en 1971 y 1972 no hay representaciones y es la Asociación de Amigos y Damas de los Reyes Magos la que se hace cargo del Belén, al tiempo que eran quienes organizaban la Cabalgata de Reyes Magos.
De nuevo José Peidro ‘Foia’ realiza las representaciones en unos locales junto a la Plaça de Dins. La Asociación de Amigos y Damas pide al artista Alejandro Soler que restaure las figuras más dañadas. Pero justo en el edificio donde se guardan, en la calle Sant Joan, se derrumba y se pierde todo, figuras y decorados.
Otra vez es Alejandro Soler quien rehace las figuras y en 1975 el Betlem de Tirisiti se representa en la Casa de Cultura, ubicada en la calle Casablanca o en los locales sindicales, conocidos como el ‘Sindicat’ de La Alameda. En ocasiones los propios niños son los que mueven las marionetas.
A principios de los 80 se retira José Peidro y toma el relevo la compañía de títeres ‘Diamante y Rubí’ con Alberto Díaz de la Quintana al frente. En estos años se ubica en lugares como el Paseo de Cervantes, el colegio Paulas o los bajos de un local comercial.
Por último, es el Ayuntamiento el que asume las representaciones en 1989 y encarga las representaciones a La Dependent. Una vez más Alejandro Soler reconstruye por completo las figuras y el arquitecto Manuel Vidal diseña un barracón de madera en 1990, rememorando el de la Plaça del Fossar. El barracón se ubica primero en la Plaça de Dins y después desde 1992 en La Glorieta. En los últimos años el Teatre Principal es la posada de Tirisiti… parece que definitiva.
El 26 de noviembre de 2002 es declarado Bien Inmaterial de Interés Cultural por la Generalitat Valenciana y la Alta distinción de la Generalitat Valenciana al Mérito Cultural.
Tirisiti, Tereseta, la voz de la narradora, como un personaje más, el Sereno, l’Agüelo, Andrés Coloma ‘Clásico’, el Torero, el Monesillo, el Sagristà, el Retor, los festeros de Moros y Cristianos, Sant Jordi, la Sagrada Familia, el Labrador, la Guardia Romana, los Pastores, los Reyes Magos, las Beatas e incluso del ‘Bou’ o el Globo de Milà, la gran familia del Belén, han sobrevivido a todo tipo de obstáculos y siguen despertando la admiraciones de miles de niños y mayores, de espectadores de todas las edades.